jueves, 29 de agosto de 2013

Capítulo 4: Cobarde.

Pasaron las semanas y con ellas los meses. Seguía sin ver. Seguía sin ver a Cris, seguía sin ver a Anna, seguía sin... verme a mí mismo.
Cada día tenía más claro que de un momento a otro y sin avisar a nadie cogería un avión y empezaría una nueva vida muy muy lejos de aquí, Nueva York. La ciudad de las luces, el baloncesto, la libertad...
Una nueva oportunidad para olvidar, para empezar, para conocer.
Pero de momento no, de momento seguía con mi vida aquí en Madrid. Como cada noche de verano salí solo con mis auriculares a tope a correr por las calles de extrarradio. Ahí te podías encontrar de todo. Desde el más solitario de los hombre (como era yo), hasta la más unida familia, en el que el padre hace el papel de padre y la madre el papel de madre junto con los niños que hacen el papel de niños, pero que al fin y al cabo son personas que se quieren de una forma u otra.
El aleatorio de mi móvil se puso en mi contra y empezó a sonar "Niebla". Todo absolutamente me recordaba a ella.

Como decía la canción, se fue, y eché de menos todo sobre ella, absolutamente todo.
"Echarás de menos hasta su caminar, su despertar, su forma de hablar. Su mal humor, su estar mejor, su pelo y su voz"
Y después de un mes recordé su ojos azules, su piel casi tan blanca como la nieve, el pelo más suave que había tocado nunca y su forma de hacer las cosas.
Me senté en un banco más cansado de pensar que de correr, pero seguí pensando. Hasta que una voz que hacía tiempo que no me resultaba familiar me interrumpió.
-Señor Martínez.-revolvió mi pelo, la mire, sonrió y se sentó a mi lado.-
-Anna...
-Estás desaparecido últimamente.-no contesté, no tenía fuerza.-¡Dame dos besos o algo!-
Se me hicieron los segundos interminables, y sin pensarlo, la rodeé con mis brazos. No sé cuánto duró ese abrazo, solo sé que lo necesitaba. Necesitaba tenerla cerca de mí.
Conseguí mirarla a los ojos y hablar:
-¿Cómo tú por aquí?
-Fui a despedir a Lucho al aeropuerto, se volvía a Barcelona. Ha estado pasando aquí unos días. Y he dicho "pues voy a dar un paseo tranquila y así descanso".-sonrió.-¿Y tú?
-Yo he salido a organizar mi cabeza pero es demasiado difícil.-sonreí.-
-Martínez, nunca te había visto pensando en tu futuro... ¿tú no eres de los que no piensa en lo que vendrá sino que vive lo que es?
-Ya pero es que últimamente veo que no es... que no es nada.-se hizo el silencio y por unos segundos imaginé que ese sería el final de nuestra conversación.-Anna.
-Dime.
-Creo que me voy a ir a vivir a Nueva York.
-¿QUÉ?-se puso en pies y tras dar unos paseos reaccionó.-No puedes hacer eso Dani. Aquí está tu vida, tu trabajo, tu familia, tus amigos. No, no puedes irte.
-Pero es que no veo sentido a seguir así.-hizo que me pusiera de pie tirando de mis brazos.-
-¿Qué dices? Tienes miles de personas que te idolatran, tu familia te adora y te quiere, y nosotros también. No puedes irte. Tu has salido de cosas mucho más difíciles que esto.
-¿Pero tienes idea de por lo que estoy así? ¿de por qué llevo un mes sin hablar con nadie, sin salir más que a correr yo solo, sin pasar por León?
-Cris me dijo que lo habíais dejado.
-Ya pero no tienes ni idea, Anna. No sabes nada.
Y ahí fui cobarde. Fui cobarde al no explicarle la verdad, fui cobarde por haberme enfadado con ella cuando ella no tiene la culpa de nada por lo menos no directamente. Ella no hizo nada, ella solo me dijo cosas que cualquier persona estaría deseando escuchar cada día y yo la traté así. Fui cobarde al salir corriendo y correr hasta mi casa tan rápido como nunca había corrido. Fui cobarde al encerrarme en ella y no salir en media semana y fui cobarde cuando tuve claro que iba a empezar de cero, muy lejos de Madrid.




domingo, 7 de julio de 2013

Capítulo 3: Inevitable



Despierto de nuevo pero esta vez es ella quien me ha estado abrazando toda la noche, hoy no estamos desnudos ni nos rodean envoltorios vacíos de preservativos. No, hoy es diferente… hemos estado toda la noche hablando, llorando yo, consolándome ella. Me ha acunado, me ha dado cariño, me ha escuchado…

¿Por qué no puedo estar enamorado de ella? Todo sería fácil, muy fácil… lo he intentado con todas mis fuerzas, de verdad que sí… he intentado ser dulce, me he esforzado por ser romántico, por repetir en alto que la quería infinito a ver si así me lo creía… pero no, y es verdad lo que me dijo Cris anoche, que esas cosas salen solas, que cuando tratas de esforzarte para que salgan es que no las sientes y que los sentimientos no tienen explicación, o los tienes o no los tienes, pero no puedes obligarte a sentir.

No ha llorado en toda la noche, ha aguantado el chaparrón tan bien… no todas las chicas hubiesen hecho esto, de verdad que no, tal vez si Anna no existiese estaría loco por ella. Me ha demostrado una madurez que no esperaba, que me quiere, me divierto mucho con ella, es muy dulce y tierna…además es inevitable ver que es muy bonita, con esos ojos tan grandes y esa sonrisa, pero, no es Anna.

Lo he intentado, he intentado hacer caso a mi cabeza y amar a Cris, de verdad que sí, pero mi corazón es cabezota y sin saber por qué no le da la gana amar a nadie que no sea Anna, esa rubia que un día entró en mi vida pisando fuerte y se ha grabado a fuego en mi corazón.

Noto que Cris se remueve, sacándome así de mis pensamientos, no sabe si estoy despierto, tengo la cara en su pecho y los ojos cerrados, me parece sentir que sonríe, me acaricia el pelo y me besa la frente. Ahora mismo nadie puede hacerse a la idea de lo culpable que me siento, una lágrima cae de mis ojos, se escurre por mi mejilla y cae sobre Cris.

Cris: Ey…Dani, shhh-Me aprieta más fuerte, levanto la cara a mirarla-
Dani: Soy un mierda Cris, un mierda…no te mereces esto, te mereces que te quieran de verdad.
Cris: Dani, anoche ya lo hablamos todo, quizá si las cosas hubiesen sucedido de otra manera no me lo hubiese tomado así… pero he visto como te has esforzado por hacerme feliz, y como incluso evitándolo, sonríes cuando está ella… de verdad que nadie puede culparte de cómo la miras. Sabes que soy una romántica empedernida que defiende ese amor ideal, ¿no?- Me hace esbozar una sonrisa y asiento con la cabeza- Pues entonces es imposible que no pueda entender el vuestro.
Dani: Cris, ella no…-Me interrumpe-
Cris: Ella te mira igual Dani, pero el miedo no le deja ver, de verdad, que algún día, lo vuestro pasará.

Desayunamos y recogemos sin prisas, pasamos un buen día, muy bueno, como amigos. Creo que nunca había tenido una amistad tan sincera con una chica, y la verdad es que me gusta. Por primera vez estoy bromeando y abrazando a Cris sin sentirme culpable, sin tener que esforzarme, ahora ya lo sabe todo de mí, ahora todo el cariño que le muestro es completamente sincero.

En el viaje de vuelta,  ya acomodados en nuestros asientos miro a Cris, ella me mira, me coge la mano y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y le aprieto más fuerte la mano. Seguramente cualquiera que pase por nuestro lado nos confundirá con una pareja, pero creo que se ha creado un vínculo diferente pero casi tan fuerte como el de una entre nosotros. Espero que encuentre a alguien pronto, muy pronto…alguien que la cuide y le de esa relación romántica e idílica en la que no le da vergüenza gritar a los cuatro vientos que cree. La misma en la que a escondidas creo yo, la misma en la que, espero, cree todo el mundo pero que esta egoísta sociedad se empeña en decirnos que no existe, que el amor caduca.

Llegamos a Madrid, nos montamos en mi coche y entre risas y bromas la voy llevando a casa, antes hubiésemos dado por hecho que acabaríamos la noche allí, en una de nuestras pasionales noches. Hoy sabemos que no es así, que la llevaré y le ayudaré a subir esa enorme maleta que ha cogido para estos días y después me despediré de ella.

Cris: -Abre la puerta de su casa y entro con la maleta- Déjala ahí tonto, yo luego la arrastro hasta dentro.
Dani: -Me río- Que no, que te la dejo en el cuarto.-Y eso hago-
Cris: Dani…-la miro apoyada en el marco de la puerta- ¿has pensado qué vas a hacer?
Dani:- Suspiro y me siento en la cama negando con la cabeza-
Cris: -Se acerca a mí, se sienta a mi lado y pasa un brazo por mis hombros- Pero no te vas a rendir, ¿verdad?

La miro, no sé qué contestar, ayer lo tenía claro, clarísimo que iba a ir a por ella, a luchar por nosotros, hoy no lo tengo tan claro… hoy no creo que Anna vaya a quererme nunca, no creo que tenga nunca la suerte de besarla… una vez lo creí, creí estar cerca, que rozaba con mis dedos eso que había estado soñando desde que la conozco, y cuando ya pensaba que lo alcanzaba, que nada podía evitarlo, ella me dio de bruces con la realidad.

Dani: He pensado irme.-Aparto mi mirada del suelo y la miro, me mira abriendo sus grandes ojos, preguntando con ellos, sin entender-
Cris: ¿Irte? ¿a dónde?
Dani: A Nueva York…
Cris: ¿De vacaciones?
Dani: No…-Sonrío y le acaricio la cara- A empezar de cero…
Cris: Dani no puedes hacer eso… tienes que estar aquí, tienes que luchar por ella.
Dani: No va a servir de nada… cada rincón de Madrid  me recuerda demasiado a ella, la veo en todas partes de España, salgo a comprar y la veo en todos los carteles, en anuncios, en programas…-la miro- Cris, no va a funcionar, lo nuestro nunca va a poder ser, es…imposible.

Se levanta, diría que enfadada, da vueltas por la habitación, no entiendo bien su rebote pero no me atrevo a  hablar, la veo moverse arriba y abajo por su cuarto, sé que ahora mismo su cabeza va a mil por hora y que no va a tardar a decirme algo, la verdad me asusta un poco, quizá va a gritarme todo lo que tenía que haberme gritado esta noche, pero no voy a salir corriendo, tiene derecho a gritarme lo que quiera. De golpe se para de pie delante de mí con sus brazos en jarras.

Cris: Dani eres un cobarde- no me grita, pero me habla muy seria- las cosas que más merecen la pena en esta vida no son las cosas fáciles, ¿sabes? No nos viene todo rodado, hay cosas por las que hay que luchar, y más cuando tienes un motivo tan grande como el tuyo. Tienes miedo y lo entiendo, no es malo tenerlo, lo malo es dejar que el miedo gobierne tu vida Dani…- se acerca a mí que aún estoy sentado en la cama, se pone de cuclillas y coge mis manos- ¿Hasta cuándo vas a estar echándola de menos? ¿hasta cuándo vas a estar huyendo? Inténtalo Dani, inténtalo una y otra vez, porque va a pasar… y merece la pena porque cuando lo consigas, vas a ser la persona más feliz del mundo.
Dani: -Contagia su entusiasmo, sonrío ilusionado- ¿De verdad crees que es posible Cris?
Cris: No es que sea posible Dani –sonríe ampliamente- Es… es que es inevitable.

viernes, 5 de julio de 2013

Capítulo 2: Metas.

 Las olas rompían en nuestras rodillas, sus dedos se entrelazaron con los míos y juntos nos tiramos. Como cuando das estos saltos de libertad, como cuando das esos saltos con tu pareja, que son insignificantes a los ojos de cualquiera y para ti también lo serían si esa persona no te dedicara una mirada de “estamos aquí, los dos, sin problemas y no hay nada que pueda parar todo esto si estás conmigo y yo estoy contigo”.
Días antes Cris me había sorprendido con dos billetes de avión y una habitación en un hotel de lujo en primera fila de playa. Todo era perfecto, todo hasta que descubrí nuestro destino. Barcelona. ¿Barcelona? No tenía un lugar mejor para hacer una “escapada romántica” la ciudad de los coches, la gente, el veraneo, y la ciudad de ella. La ciudad de la chica con los ojos azules, el pelo rubio y la piel de porcelana casi tan blanca como la nieve.
-¿Qué haces, Cris?-levanté la mirada y la vi de rodillas sobre la arena.-
-Nada.-sonrió con su particular sonrisa de niña pequeña. Me acerqué a ella.-
-“Infinito elevado a infinito y…”-leí.-“No se puede más.”-escribí.-
Me dedicó una sonrisa y un beso en la mejilla, la rodeé con mis brazos por la cintura y le di una cadena de besos por el hombro llegando casi a la parte más alta de su cuello. Notaba cómo se le erizaba la piel, como disfrutaba cada momento, y también sentía que yo no sentía lo mismo.
-Eh, Dani, mira quién viene por aquí.
Llevaba un bikini azul, con pequeños detalles blancos. Llevaba el pelo recogido en una trenza.
Cris gritó su nombre repetidas veces, creo que se enteró toda la playa de que estábamos allí.
Se acercaba a nosotros con paso seguro, moviendo sus curvas, sus maravillosas curvas. A apenas dos metros de nosotros decidió destaparse el rostro, dejando sus ojos a la vista de todo el mundo, a la vista de los míos.
Pocos metros atrás de ella se acercaba algo más lento él.
-Pero bueno, ¿qué hacéis por aquí?
-Nos hemos escapado de Madrid unos días.
-Sí, en plan viaje tranquilo ¿sabes?
Mi comentario sonó sarcástico como pretendía. Cris me besó en la mejilla, aunque esta vez no me hizo ninguna gracia, estaba demasiado pendiente en analizar cada movimiento de su cuerpo, de su pelo. De ver cómo sus mejillas cogían color poco a poco…
-Estábamos buscando sitio por aquí pero está todo hasta arriba así que nos iremos para Mollet que se está mucho mejor.-rió con esa risa, esa mirada que siempre guardaba pequeñas pinceladas seductoras.-
-Ni se os ocurra. Podéis quedaros aquí y podemos pasar el día juntos. ¿Os parece a todos bien?
Anna aceptó tras insistir un poco Cris. Pasamos el día en la playa. Comimos allí, merendamos allí y después cenamos en un bar del paseo marítimo. Lo que sería en una situación normal un día perfecto.
Ya se me había olvidado cómo sonaba su risa, cuando “escarba”, cómo abría los ojos como si le fuera la vida en ello cuando alguien le hablaba de algo que para ella resultaba interesante, cómo jugaba con su pelo, cómo se sentaba con las piernas cruzadas con la espalda totalmente recta.
Volvimos al hotel y ellos se fueron a casa. Había sido un día normal y corriente. Nos dio tiempo a hablar de nuestros proyectos, nuestras vidas, de conocer a Lucho…
-Dani…-su cotidiana voz sexy me sacó de mis pensamientos. Giré la cara con una sonrisa en la cara, después de cómo había pronunciado mi nombre me esperaba alguna que otra sorpresa.-
-¿De quién es eso?
-Es de Annita, me ha llamado para ver si podíamos bajárselo. Creo que está en una de las entradas a la playa que está cerca de aquí.
-Cariño estoy muy cansado, bájaselo tú mejor.
-No, Dani, bájalo tú, de verdad.-me sonrió, una sonrisa que no conocía de ella.-
Bajé dando un paseo alejando lo más posible el rencuentro, esperaba que Lucho estuviera con ella, pero no, estaba sola. Vestía una camiseta negra de mangas hasta los codos y unos pantalones cortos vaqueros con unas sandalias.
-Creo que esto te pertenece.
-Muchas gracias. No sin mi pareo.-rió, yo le sonreí sin ganas.-Que me ha encantado verte, hacía mucho que no nos encontrábamos.
-Ya ves…
-Cansado por lo que veo.-volvió a reír.-Veo que no tienes muchas ganas de cháchara.-un silencio incomodó la situación.-Pues… que os vaya bien. Dale muchos recuerdos a Cris, ¿vale?
-Yo se los doy, tranquila.
Subí al hotel con paso ligero, con la conversación que acabábamos de tener en mi cabeza.
-¿Qué tal?
-¿El día? Genial.-la besé en los labios.
-Con Anna.
-¿Con Anna? ¿cómo me va a ir? Le di el pareo, hablamos de lo bien que había ido el día y nos despedimos.
-Tú sabes que no insistí que fueras tú porque yo no tenía ganas.
-¿Y por qué si no?
-Os merecíais estar solos aunque solo fuera por unos minutos.
-Qué bien Cris. Organizas un viaje en pareja y dices que merezco pasar unos minutos a solas con Anna.-reí mientras esquivaba sus miradas.-
-Sabes perfectamente de lo que hablo.-hizo que la mirara.-Yo no te culpo por mirarla como la miras. Es normal, es un chica casi perfecta o al menos con pocos defectos que tú has sabido adorar con el paso de los años. Creo sinceramente que si ninguna de tus relaciones ha funcionado de 3 años atrás hasta el día de hoy ha sido porque ella estaba en tu vida. Metida en tu cabeza señalándote que por muchas mujeres que conozcas, por muy buenas que sean, ella será siempre la que esté aquí.-señaló mi cabeza.-“Lucha por lo que quieres, lucha por tus sueños” dicen, así que lucha por ella.-bajé la mirada. Estaba avergonzado, avergonzado porque me había dado cuenta de que la había estado utilizando, que así ninguno de los dos habíamos sido felices.-
-Lo siento, Cris.
-Parece que los infinitos a veces no son para siempre.-sonrió.-
Y me abrazó con uno de los abrazos más sinceros que me han dado en mi vida. Sonreía mientras yo soltaba alguna que otra lágrima, quizás por cansancio de que todo fuera mal. Como siempre su mirada segura y su sonrisa me daban seguridad en mis acciones.
Dicen que la meta de cualquier ser humano es ser feliz, yo iba a ser feliz, iba a conseguirlo, iba a ir a por ella.



miércoles, 3 de julio de 2013

Capítulo 1: Borrándote de mi





Le acaricio el pelo, no tiene nada que ver con ella… una rubia, la otra morena, una de ojos azules, otra de ojos marrones, una que me rechaza la otra que me busca… una que me da noches de dolor y llanto, la otra que no deja de sonreírme y darme toda la pasión que siente…pero a una la amo, a la otra la quiero.

Intento sacar ese pensamiento de mi mente, tengo que sacarlo ya de mi cabeza, de mi corazón, miro a mi lado y es ella, Cristina, la única que podrá liberarme de ello, de este dolor que desgarra por dentro, de este sentimiento imposible que vuelve una y otra vez a atormentarme. Le acaricio la cara y ella abre los ojos, justo a eso me refería… yo hago un movimiento y ella responde dispuesta complacerme, no como Anna.

Me inclino y beso apasionadamente a Cris, queriendo borrar ese último nombre que resuena una y otra vez en mi cabeza, esa imagen, esa perfecta sonrisa, esos ojazos azules… voy besando a Cris con más pasión, apretándola más, queriendo impregnarme de toda ella, de su olor, de su tacto, de sus besos…para así poder borrar lo demás. Ella me responde, acoplándose a mi ritmo, la coloco encima de mí, me quedo quieto dejando que ella lo haga todo, que bese cada rincón de mí, que deje huella en cada poro de mi piel, que me haga sentir disfrutar, que la borre…

Otro envoltorio de preservativo cae al suelo el tercero de este domingo fatídico, hemos pasado todo el día en la cama, Cris no pregunta, solo me deja hacer o hace según le pido, dándose por satisfecha con que al terminar la abrace.

Cae rendida tras el último, estamos sudados y la respiración al igual que nuestro pulso están disparados, la abrazo una vez más, esta vez más fuerte, más seguro de la decisión que tomé esta mañana, está siendo un buen día y ella es responsable de ello.

Dani: Cris, tenemos que hablar –le beso la frente, ella me mira con sus grandes ojos marrones algo preocupada, quizá con miedo a que le diga que esto no ha pasado de un día de puro sexo, le sonrío para calmarla, ella me sonríe pero sigue preocupada- Quiero volver contigo.

Ella sonríe, sonríe ampliamente, le brilla la mirada, sé que es algo que ha estado esperando mucho tiempo, quizá nadie hubiese esperado tanto, al menos nadie ha esperado tanto por mí. Me llena a besos, yo me río y la achucho más fuerte. Me besa con ternura, atrayéndome hacia ella, la conozco, quiere su momento romántico de amor, y se lo merece… así que eso hago, intento ser todo lo dulce que puedo, me esfuerzo por ser romántico en cada rincón de su cuerpo, ella lo disfruta, se deja hacer, se siente amada.

Nos despedimos a la mañana siguiente tras un largo desayuno, prometo llamarla más tarde, ella  se queda contenta con esa promesa. Bajo a la calle, enciendo el móvil que he tenido apagado todo el día de ayer y la mañana de hoy. Recibo whatsapp de amigos, los voy leyendo, hasta que veo su nombre…no, me niego… no lo leo, bloqueo el móvil y lo guardo en el bolsillo. No es justo, no es justo para mí, no es justo para Cris, no es justo después de del día de ayer y la mañana e hoy…. No joder, no puedes aparecer ahora, necesito alejarme de ti, es que no puedes pretender ni siquiera que seamos amigos, porque no puedo ser tu amigo, ¿lo entiendes de una vez? Ya no, ni puedo ni quiero.

Quiero olvidarte, necesito hacerlo para poder avanzar, y no puedo si estás en mi vida, no puedo avanzar si no dejo de recordar, porque voy a volverme loco, porque si te tengo presnete solo pienso en besarte, en abrazarte, en cuidarte... y no, se acabó, he escrito el fin en esta historia, he puesto el punto y final... ya no habrá más partes de Dani y Anna.


martes, 2 de julio de 2013

Prólogo: Como siempre.

Le miré a los ojos, y supe lo que de verdad quería. Estaba a punto de pronunciar las palabras que cambiarían mi vida para siempre. Mi vida tomaría por fin el rumbo que yo deseaba. Y ahí fue cuando sus palabras chocaron con el comienzo de las mías, ahí fue cuando todo, se fue a la mierda, como siempre.
-No creo que esté bien.-tragó saliva, alejó sus labios de los míos.
-No hay nada que perder.-volví  a intentarlo, pero fue inútil.
-Esto no va a funcionar.
-¿Por qué no?
-Pues… Porque yo a ti no te quiero como quizás tú me quieras a mí.
Y ahí, exactamente ahí se me cayó el mundo encima. Llevábamos días saliendo juntos cada tarde, haciendo cenas cada noche e incluso habíamos llegado a tontear sin darnos cuenta, o eso me había parecido a mí. Creía que por fin mi vida amorosa iba a ir por el camino de sonrisas, ñoñerías y alguna pelea sin importancia del que todas las películas de amor hablan, pero me equivoqué, como siempre.
Salí del bar sin ni siquiera despedirme de mis amigos y en vez de coger el coche e irme a casa corrí dos calles abajo, donde estaba Cris.
-Cris.-sonreí, nos dimos dos besos.
-Ey Dani, ¿qué tal?
-Mejor que nunca.-sonreí, falsamente de nuevo.
-¿No estabas con los chicos?
-Estaba un poco cargado el ambiente, además Rodrigo ha ligado y todo…-ambos reímos. Decidí no contarle nada de lo ocurrido con Anna.
-¿Te quedas con nosotros?
-Me iba a ir a casa pero casi que sí, mejor... beber.
-¿Pasó algo?
-Nada.-sonreí de nuevo.-¿Qué quieres? Invito yo.
Pasaron las horas. Ya no eran las tres de la mañana, ni las cuatro ni siquiera las cinco.Copa tras copa perdí la noción del tiempo, del espacio, me dejaba llevar por la música me fundí con el ambiente. Había aguantado a base de alcohol hasta las seis y exactamente siete minutos, esa era la hora que marcaba el despertador cuando abrí los ojos por la mañana, baje la vista, vi las sábanas revueltas,nustras piernas enredadas, dos envoltorios de preservativos en el suelo, su brazo pasaba por mi cintura, mi brazo izquierdo la abrazaba apoyado en su espada desnuda, la miré durmiendo sobre mi pecho, quizá era ella y no me daba cuenta, quizá este era todo el amor que yo era capaz de dar, quizá no sabía dar más y las historias de cine me había creado falsas ideas de amor, al sin y al cabo con ella todo es fácil, siempre se amolda a mí, no me pide más que tener algún detalle de vez en cuando, y fue en la cama de Cristina cuando desnudos tras una noche de pasión decidí empezar con ella de nuevo.